El próximo día 10 de octubre se celebra el Día Mundial de la Salud Mental. Como cada año, esta jornada tiene como objetivo dar visibilidad y concienciar sobre la importancia del cuidado de la salud mental a nivel global. Asociaciones como la Organización Mundial de la Salud (OMS) o la Federación Mundial de la Salud Mental utilizan este día como un potente altavoz para dar a conocer sus luchas y reivindicaciones.¹

Una de las principales necesidades en torno a la salud mental es la mejora del acceso a servicios de atención de calidad. Desde la OMS se destaca la falta de atención adecuada en los países con recursos medios o bajos, en donde alrededor de tres cuartas partes de las personas con problemas de salud mental, adicciones o trastornos neurológicos no recibe tratamiento.¹

Las cifras en los países desarrollados tampoco son mucho mejores y los problemas de salud mental también están infradiagnosticados y, en muchos casos, no reciben el tratamiento necesario.^1,2

La campaña en torno al Día Mundial de la Salud Mental del año pasado estuvo muy enfocada en las consecuencias de la COVID-19 en la salud mental de la población y cómo la crisis sanitaria puso de manifiesto la importancia de aumentar la inversión destinada a su atención.³

“Salud mental en un mundo desigual” ha sido el lema elegido para el Día Mundial de este año.

Este año la temática principal es la lucha frente a las desigualdades y la diferencia de oportunidades en el tratamiento de los problemas de salud mental. Actualmente vivimos en un mundo muy polarizado, en el que los ricos cada vez son más ricos y los pobres cada vez son más pobres. Esto repercute directamente en el acceso a la atención a la salud mental de las personas con menos recursos. Por este motivo, es fundamental luchar para que todo el mundo pueda acceder a una atención de calidad. Además, las organizaciones internacionales destacan que la falta de una inversión por parte de los estados contribuye en gran medida a aumentar la brecha existente.²

En la sociedad globalizada en la que vivimos es muy importante también combatir las discriminaciones que aún se sufren por motivos de sexo, raza, religión u orientación sexual, entre otros muchos, que contribuyen negativamente a la salud mental de la población.²

Otro de los objetivos clave marcado en la agenda de la Federación Mundial de la Salud Mental es seguir luchando frente a la discriminación y la estigmatización de las personas con este tipo de problemas. Se trata de una asignatura pendiente frente a la que todavía queda mucho trabajo por hacer.

En definitiva, el día Mundial de la Salud Mental se ha consolidado como una jornada de concienciación y visibilidad en torno al cuidado de los trastornos mentales, y un llamamiento a trabajar para cubrir las necesidades y carencias que aún padecen las personas que los sufren.