¿Existe relación entre la microbiota intestinal, la dieta y la salud mental?
Nuestro intestino cuenta con una enorme población de bacterias y otros microorganismos que cumplen funciones muy diversas y son esenciales para el correcto funcionamiento del organismo. Es lo que conocemos como microbiota intestinal. Estos microorganismos están implicados en procesos muy variados, como la absorción de nutrientes, la digestión y el metabolismo o la defensa frente a las infecciones. Y, por si esto fuera poco, se ha descubierto incluso que la microbiota participa de forma indirecta en la regulación del sistema nervioso.1,2
Muchas enfermedades crónicas se han relacionado con problemas o deficiencias de la microbiota. Estas alteraciones pueden producir problemas metabólicos o enfermedades inflamatorias, y también pueden contribuir en el desarrollo de trastornos psiquiátricos.1,2
¿Cómo influye la microbiota en nuestro cerebro en la salud mental?
Durante la última década, múltiples estudios han revelado que existe una comunicación bidireccional entre la microbiota intestinal y el sistema nervioso, una conexión que se conoce como eje microbiota-intestino-cerebro.1,2
Por un lado, el intestino presenta muchas terminaciones nerviosas que permiten regular la secreción de jugos y el ritmo intestinal.2 Las situaciones de estrés pueden influir en estos procesos. Esto se refleja en trastornos como el síndrome de colon irritable, en el que el estrés psicológico se asocia con el empeoramiento de molestias digestivas.2,3 Por otro lado, se ha descubierto que algunas alteraciones en la microbiota permiten la entrada a nuestro organismo de sustancias que no están presentes en la sangre de forma natural. Esto puede favorecer procesos de inflamación que se asocian con muchas patologías, incluyendo algunos trastornos psiquiátricos.4,5
Evidentemente, las causas de estos trastornos engloban muchos factores, que van más allá de la microbiota. Sin embargo, en algunos problemas inflamatorios asociados con trastornos como la depresión, se han observado cambios en la microbiota que podrían jugar un papel importante.5 En los últimos años, algunos estudios han mostrado incluso que existen diferencias entre la composición de la microbiota de las personas con depresión y las personas sanas. En concreto, en personas con depresión se observaron cambios en el funcionamiento del intestino, exceso de sustancias inflamatorias en la sangre y una menor cantidad de algunos tipos concretos de bacterias, como los lactobacilos o las bifidobacterias.2,4,6,7 La manera exacta en la que estos cambios pueden influir en problemas de salud mental está aún por determinar, pero la estrecha conexión entre la microbiota, el sistema nervioso y el sistema inmune parece jugar un papel fundamental.1,2
Algunos estudios sugieren que la microbiota puede influir indirectamente en la producción de neurotransmisores, las moléculas que actúan como mensajeros del sistema nervioso.2 Es el caso, por ejemplo, del glutamato, la dopamina o la serotonina, que intervienen en la regulación de nuestro estado de ánimo y algunos procesos cognitivos.2 Curiosamente, los antidepresivos han demostrado también efectos antinflamatorios y antimicrobianos que podrían jugar un papel en sus beneficios.8
Relación entre la microbiota y la alimentación
En diferentes estudios se ha podido comprobar que nuestra dieta es un factor fundamental para el correcto equilibrio y mantenimiento de las bacterias del intestino.9,10
Una alimentación variada y equilibrada contribuye a tener una microbiota saludable. La dieta Mediterránea, por ejemplo, rica en frutas, verduras o legumbres y aceite de oliva, y con un consumo moderado de carne, favorece un adecuado perfil de nuestra microbiota. Esta dieta ayuda a proteger al cerebro de procesos inflamatorios, que a la larga podrían afectar negativamente a la salud mental.9,11 El consumo de alimentos ricos en fibra también es muy importante. La fibra, al no digerirse en el estómago ni el intestino, puede ser utilizada como alimento por la microbiota, en un proceso conocido como fermentación bacteriana.12,13 Por lo contrario, dietas de mala calidad, como las dietas occidentales (con exceso de carne roja, grasas saturadas, cereales refinados y baja en frutas y verduras), se relacionan con una peor salud mental.10 Además, el ejercicio físico, que proporciona claros beneficios sobre la salud mental y la salud en general,14 ha demostrado contribuir al buen equilibrio de la microbiota intestinal, independientemente de la dieta.15,16
Probióticos y prebióticos: ¿pueden resultar beneficiosos para la salud mental?
Los probióticos son alimentos o suplementos ricos en microorganismos que ayudan a mantener un correcto equilibrio microbiano. Es el caso, por ejemplo, del yogur, el kéfir o el chucrut. No deben confundirse con los prebióticos, que son alimentos (generalmente muy ricos en fibra) como la avena, los cereales integrales o la fruta, que actúan como nutrientes de la microbiota intestinal y también contribuyen de forma decisiva a su buen equilibro.12
Los estudios sugieren que el consumo de algunos probióticos puede reducir los síntomas depresivos en personas adultas. Los beneficios de los probióticos se han descrito especialmente en personas con depresión ya tratadas con antidepresivos y que mantienen aún síntomas residuales.17 Los probióticos podrían ser beneficiosos a la hora de reducir los niveles de estrés o de conseguir un equilibrio adecuado en los niveles de serotonina.18 Los efectos de los prebióticos no han sido tan contrastados y requieren más estudios17,18 pero, en general, el mantenimiento de una dieta saludable se ha asociado con una menor incidencia de depresión.19
¿Cómo podemos cuidar la microbiota?
A la hora de cuidar la salud y el buen estado de nuestra microbiota es importante seguir una dieta balanceada, rica en probióticos y prebióticos, reducir en la medida de lo posible los niveles de estrés, así como practicar ejercicio físico con regularidad.1,2,15,20
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PP-PRQ-ES-0390 junio/2022